Intuitivamente algo nos dice que
están relacionados, sin embargo el tratar de explicar su relación no resulta
tan sencillo. Confucio los relacionaba con las siguientes frases:
Aprender sin pensar es inútil,
pensar sin aprender es peligroso
Pensar sin actuar es inútil,
actuar sin pensar es peligroso
Viéndolo así la relación parece
más evidente. Todos hemos padecido las consecuencias de no saber la relación entre
el conocer, el pensar, el decidir y el actuar. Hoy en día la civilización depende
en gran medida de la ciencia y la tecnología, lo que nos permite tener acceso a
una gran cantidad de conocimientos que aprovechamos muy poco de forma
individual. En los diferentes niveles escolares adquirimos una gran cantidad de
conocimiento, la mayor parte del cual olvidamos relativamente pronto debido a
que no es de nuestro interés o a que no le vemos utilidad, aprendemos sin
pensar y por lo tanto una buena parte del tiempo invertido en la escuela queda
desperdiciado. Al mismo tiempo muchas de las ideas que tenemos o de las
interpretaciones que le damos a las cosas que suceden a nuestro alrededor ocurren
sin el conocimiento adecuado, lo que puede generar resultados negativos en
nuestra vida, como hacer el ridículo al comentar algo sobre lo que no sabemos,
generar chismes que provocan problemas de distintas magnitudes, tener o
provocar un accidente, etc.
Y qué decir de
las ideas, sueños u objetivos que nunca se materializan, ya sea porque no decidimos
que camino tomar para conseguirlos o porque no conseguimos dar el brinco entre
la decisión y la acción. Situación que puede generar bastante frustración o
incluso problemas, como cuando alguien quiere bajar de peso pero no hace nada
para conseguirlo y termina con problemas de salud. O de forma similar ¿Cuántas
veces hemos sufrido las consecuencias de una mala decisión simplemente porque
no nos detuvimos lo suficiente para pensar antes de tomarla?, o peor, porque
por más que le dimos vueltas no logramos encontrar un mejor camino.
Estos malos
resultados, aunque nos permiten aprender con base en la experiencia (por ensayo
y error) inciden directamente sobre nuestra calidad de vida, generan una gran
cantidad de estrés y muchos tipos de problemas de distintas magnitudes. ¿Es
posible evitar esto? ¿Saber la relación entre el conocimiento, el pensamiento,
la decisión y la acción puede hacer alguna diferencia? Así como lo plantea Confucio
suena bastante sencillo, sólo tengo que pensar mientras aprendo y antes de
actuar, no pensar sin aprender y no
hacer nada sin antes pensar y listo, seguro que las respuestas aparecen como
por arte de magia y los problemas se solucionan. Pero la realidad es muy
distinta, todos hemos pasado horas o días pensando cómo salir de un apuro que
al final no logramos resolver exitosamente o hemos sufrido las consecuencias de
una decisión que en apariencia no tenía ninguna otra solución ¿Qué hizo falta
entonces para resolver exitosamente aquella situación?
Si miramos
hacia atrás veremos que para salir triunfantes, en la mayoría de los casos lo
primero que habríamos necesitado es información. ¿Cuántas veces no nos hemos
dicho? “Si lo hubiera sabido antes”. Si bien, el conocimiento adquirido no nos
vuelve infalibles ante cualquier situación, si aumenta bastante las
posibilidades de resolver nuestras dudas al momento de tomar una decisión, no
sólo porque nos permite contar con más opciones, más material disponible a la
hora de pensar, sino que además cada conocimiento nuevo nos aporta una ganancia
extra, hace crecer nuestra inteligencia. Este aumento en la inteligencia se
debe a que el aprendizaje provoca que nuestras neuronas creen una mayor
cantidad de conexiones entre sí, lo que permite que se comuniquen mejor entre
ellas. De esta forma aumenta nuestra capacidad de planificar, de resolver problemas,
de comunicarnos y de razonar. Además la inteligencia ganada con el aprendizaje
nos acompañara a lo largo de nuestras vidas y nos servirá en cualquier
situación, no importa si olvidamos los detalles de lo que aprendimos, si no nos
gusta el área o materia que estamos aprendiendo o si no le vemos utilidad.
Claro que el
conocimiento por sí mismo no es suficiente para tomar la decisión de actuar
sobre algo importante, llegar a la intención ya es bastante difícil. Para alcanzar
el punto, en el que tenemos que tomar una decisión vital, es necesario primero
tener la actitud para hacerlo, es decir la predisposición o voluntad. Por
ejemplo, imaginemos que el médico nos aconseja hacer dieta, el que la hagamos o
no va a depender de nuestra intensión. A su vez, esta intensión va a depender
de otros factores como nuestras creencias, con las cuales podemos considerar a
las consecuencias de nuestra decisión como positivas o negativas, si creemos
que el consejo del doctor no es muy importante podemos decidir simplemente no
seguirlo, dado el enorme esfuerzo que puede representar hacer una dieta.
Nuestra actitud también va a depender del apoyo social con el que contemos. Si
nuestra familia y amigos nos apoyan en la decisión de hacer la dieta es más
probable que la llevemos a cabo
Otro aspecto
que tomamos en cuenta al tomar una decisión importante es la presión social que
nos imponen para realizar o no ciertas conductas. Puede que consideremos que
las consecuencias de nuestra decisión sean positivas, pero que la presión
social impuesta apunte hacia lo contrario. Por ejemplificar esto pensemos en qué
contexto sería más fácil seguir una dieta, si por ejemplo tenemos un trabajo en
donde la apariencia es fundamental, como en la televisión y el modelaje, o en
un trabajo en donde la estética no sea tan importante. Efectivamente la presión
social para mantener una apariencia estética es mucho mayor en las personas que
tienen una profesión en donde la apariencia es importante y en ocasiones la
presión es tan grande que puede ayudar a desencadenar terribles enfermedades
como la anorexia o la bulimia.
Entonces
¿de qué sirve pensar antes de tomar una decisión? ¿Para qué acumular
conocimiento y aumentar nuestra inteligencia?, si al final la forma en la que
tomamos las decisiones está determinada por distintos factores, algunos de los
cuales dependen de lo que creemos y otros de lo que se concibe en la sociedad como
adecuado o inadecuado. La respuesta es sencilla, sólo cuando tomamos una
decisión razonada e informada tenemos más posibilidades de pensar en las
consecuencias de uno o varios caminos posibles y de esta forma calcular las
posibles pérdidas y los beneficios. Sólo de esta forma podemos decidir si vale
la pena tomar un riesgo o hacer un esfuerzo para conseguir algo o para evitar
un problema mayor. Meditar sobre una decisión también nos permite evaluar si es
necesario decidir un determinado camino aunque no contemos con el apoyo de
nuestros familiares y amigos o aunque la presión social intente dirigirnos
hacia otro lado.
Siguiendo el
ejemplo de las actrices y modelos de hoy en día, la presión social ejerce una
gran influencia para tener un físico en extremo delgado y a tratar de
mantenerlo, junto con su juventud, a base de cirugías y dietas extremas y perjudiciales.
La presión es tan fuerte que muchas modifican su físico hasta quedar
irreconocibles o en el peor de los casos llegan a la muerte por una mala
operación o como resultado de su anorexia o bulimia. Sin embargo existe un
pequeño número de actrices y modelos que se niega a ir por el camino que exige
la presión social y la influencia de algunas de las personas cercanas a ellas y
prefieren mantener un físico normal y envejecer naturalmente. Estas personas no
toman esta decisión a la ligera, no es fácil decidir algo que va en contra de
lo que hace la mayoría (pensando en el medio en que se encuentran), pero
deciden hacerlo con base en el conocimiento sobre los efectos nocivos que tiene
esta forma de mantener su apariencia sobre su salud física y mental.
Información que meditan detenidamente para decidir con que camino ganarán más,
si con el camino que les dará el reconocimiento de sus compañeros y de los
medios de comunicación a cambio de su salud y de una insatisfacción constante
por su apariencia (si no fuera así no recurrirían constantemente a los
cirujanos plásticos), o aquel que les restará popularidad en los medios de
comunicación a cambio de una mejor calidad de vida.
En este
proceso, el estar informados y pensar antes de tomar una decisión también
permite el buscar el apoyo adecuado. Entre la gente siempre habrá opiniones
contrarias, sólo es necesario buscar y apoyarte en aquellas personas que
compartan la decisión que consideres correcta. Incluso se puede llegar a la
organización para impulsar las ideas que comparten y cambiar el rumbo de la
presión social predominante. Esto ha ocurrido muchas veces, los grupos
feministas y los jóvenes que impulsaron la revolución sexual son algunos
ejemplos de grupos que han ido cambiando las ideas predominantes de la época.
Ideas que ejercen una enorme presión sobre la forma en la que la sociedad
concibe el comportamiento sexual y los derechos y obligaciones de la mujer.
Finalmente la
recomendación es aprender todo lo que se pueda, no desestimar la información
adquirida, aunque de momento su utilidad no sea clara. Reflexionar sobre el
conocimiento adquirido, ligarlo con lo que ocurre o ha ocurrido en sus vidas o
con otros conocimientos y cuando sea el momento de tomar una decisión tratar de
adquirir la mayor cantidad de información relacionada con nuestra decisión,
reflexionar y discutir con distintas personas para enriquecer nuestra reflexión
y una vez que hemos decidido tomar un determinado camino actuar con el apoyo de
aquellas personas que comparten nuestras ideas. Aun así no siempre obtendremos
el resultado que deseamos, pero al tener un mayor control sobre el proceso las
posibilidades de lograrlo aumentaran en gran medida y será más fácil aprender
de nuestros errores que cuando carecemos totalmente del control.
Como ejemplo final les dejo un
video sobre el discurso que dio Steve Jobs en la universidad de Stanford. En
los relatos que hace sobre las decisiones que cambiaron su vida, se aprecia
perfectamente lo difícil que puede ser tomar una decisión de esta magnitud, sin
embargo si se hace después de una reflexión adecuada y se trabaja para alcanzar
las metas que elegimos, el resultado puede ser sorprendente.